miércoles, 8 de abril de 2009

TP Nº2: Problema y solución

Consigna: Elegir un problema y encontrarle una solución creativa.

Una breve introducción...

Nadie puede negar, que el ser humano -en términos generales- evoluciona con el paso del tiempo y con él, su ambiente. Es así, como el primer choque de piedras que prendió sobre la tierra la chispa primigenia o la clonación de órganos en los grandes laboratorios estadounidenses han sido avances, que mas allá de los intereses económicos de nuestra contemporaneidad, buscan mejorar la calidad de vida de los hombres.

En este largo camino por la superación constante se establecen prioridades, dejando aspectos no menos importantes en los márgenes de la búsqueda de la perfección. Uno de esos aspectos es el sabor de los alimentos y con ellos la calidad de los mismos. Hoy en día, no hace falta ser un catador profesional, para darse cuenta que muchos sabores han cambiado, algunos otros se han degradado y otros se han perdido por la baja calidad de las materias primas que emplean las empresa productora con el único fin de poder jugar en un mercado competitivo. El sabor también ha sido desplazado por lo visual, frutillas y tomates parecen haber ingresado en la carrera esteticista de los últimos años, aquella que profesa las curvas armónicas y la desaparición de toda imperfección, logrando exactitud en la forma, pero perdiendo su sabor entre anabólicos, aceleradores de maduración y fertilizantes. El gusto y el olor de las mandarinas parecen haberse ocultados tras el make up naranja de su cuerpo.

En un mundo que prima lo visual por sobre el resto de los sentidos, el sabor ha quedado relegado y reservando para paladares acomodados y/o excéntricos dejando para el resto solo sabores que remiten a productos de baja calidad . Al igual que las frutas, ha cambiado el sabor de muchos otros alimentos, entre ellos las golosinas y las galletitas. Encontramos aquí un grave problema, pues es en la infancia donde se forjan las estructuras que regirán los años de la madurez y si aquellos sabores, generalmente disfrutados de pequeños, se deterioran, dios sabrá sobre que bases construirán sus personalidades los hombres del futuro, aquellos a los cuales se le está robando la posibilidad de degustar un chocolate sin sabor a manteca de cacao o una galletita sin excesivas grasas y esencias permitidas.

Sin caer en la nostalgia de la vieja frase (y por eso efectiva) “Todo tiempo pasado fue mejor”. Entendemos que es fundamental conservar los sabores y la calidad de las golosinas para que se pueda cumplir con la apuesta de Holderlin, “Que el hombre cumpla, lo que de niño prometió”

Algunos ejemplos...

Entre los productos que han cambiado notablemente su sabor encontramos: “Galletitas Tentación” , “Rhodesia” , “Galletitas Melba”, “El Mecano”, “Bizcochuelo Chokman” “Bon-o-bon” , “Turrón de Arcor”, “Mantecol” , “Chicle Bubaloo”, “Chocolate Shot” , “Alfajor Blanco y Negro” de Bagley, “Bananita Dolca”, “Barrita Felfort”, “Jack con sorpresa”, “Moneda de chocolate”, “Paragüitas”, y otras golosinas que nos decepcionan a diario.

El problema...

La decepción, la indignación y la angustia que provoca en las personas que las golosinas y galletitas ya no sean como antes; que hayan cambiado su sabor original, hayan perdido calidad y se sigan llamando con el mismo nombre.

La solución...

Debido que se vuelve dificultoso actuar sobre las empresas productoras de estas golosinas y exigirles la restauración de los sabores originales. La solución a este problema es realizar una jornada de actividades para canalizar la angustia. Es decir, consideramos que el comienzo del cambio debe partir de uno mismo. La meta es lograr que esos sentimientos (decepción, indignación y angustia) puedan liberarse y transmutarse en formas positivas para que más adelante puedan llevarse a cabo acciones creativas que modifiquen la situación actual.




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